En un acto cargado de emoción y con una convocatoria multitudinaria, el Senado de la Nación distinguió esta tarde a las Abuelas de Plaza de Mayo con la Mención de Honor Juan Azurduy de Padilla, como reconocimiento a “su lucha y promoción de los derechos humanos, formando y enalteciendo la conciencia cívica y democrática, colaborando con su ejemplo a la construcción de una memoria colectiva mientras buscaban incesantemente a sus nietos y nietas”. La premiación fue propuesta por la senadora nacional por Salta, Nora Giménez.
La ceremonia tuvo lugar en el Salón Azul del Senado, bajo la cúpula del Congreso, y fue presidido por la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. En nombre de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo se encontraban presentes Estela Barnes de Carlotto, Carmen Leda Barreiro, Sonia Torres de Parodi y Buscarita Roa.
En la apertura, la senadora Giménez dio la bienvenida a las distinguidas y a todas las presentes a “la Casa de la Democracia”. Luego repasó los 45 años de historia de las homenajeadas, destacando que “lograron la identificación y restitución de más de 130 nietos, que varios de ellos son los que hoy nos acompañan”. Destacó además su acompañamiento a los Juicios por la Verdad, la creación del Banco de Datos Genéticos, y su aporte al Derecho a la identidad. La legisladora agradeció además a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner la rápida resolución a su propuesta de homenaje y reconoció la política de Memoria, Verdad y Justicia impulsada durante sus presidencias y la de Néstor Kirchner.
Finalmente, Nora Giménez expresó que “pertenezco a una generación que sufrió cárcel, tortura y muerte por pensar distinto. Por eso aspiramos a fortalecer la democracia, y para eso necesitamos una democracia sin proscripciones. Una democracia que genere oportunidades y progreso, donde todos puedan realizarse y la justicia social sea una realidad”. Y concluyó afirmando que “a 40 años de democracia, a las Abuelas las abrazamos con el corazón; a los nietos, abrazamos a los que están y seguimos buscando a los que nos faltas; y ratificamos el compromiso irrenunciable de Memoria, Verdad y Justicia, para fortalecer la democracia y hacer realidad el Nunca Más”.
Luego la agrupación Tango por la Identidad interpretó los tangos Uno y Volver, en homenaje a las Abuelas. A su término la senadora Giménez hizo entrega de la distinción, representada en un cuadro de grandes dimensiones, primero a Carmen Leda Barreiro, quien lo recibió visiblemente emocionada. A continuación, fue el turno de Sonia Torres de Parodi; y luego el de Buscarita Imperí Roa, que no ocultó su emoción y alegría. Finalmente, lo recibió Estela Barnes de Carlotto.
Justamente ella, actual presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, brindó un discurso donde aseguró estar muy feliz por el reconocimiento. La dirigente invitó a los presentes a “luchar por la verdad, la historia, la conciencia; para que nuestra Patria sea cada vez más nuestra, como querían nuestros 30.000 desaparecidos”. También reflexionó que desde la organización que encabeza “nosotras hacemos un futuro del Nunca Más”. En ese sentido expresó que mientras tengan fuerza y la mente clara van a seguir, aunque admitió que ya están siendo relevadas por los nietos
Carlotto pidió además que “ayudemos a pensar a los jóvenes” frente a los que “blasfeman y mienten” respecto a lo ocurrido en la última dictadura militar, y reflexionó que “aunque pensemos distinto, no somos enemigos: somos argentinos. Y por esta Patria hay que seguir hablando y ayudando al que está confundido. Estemos donde estemos, vamos a seguir buscando los que faltan. Son 300”, concluyó.
En el cierre del acto, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se emocionó y aseguró que “estos son los momentos exactos y precisos que yo siento que él está acá con todos nosotros”, en referencia a Néstor Kirchner. Recordó luego su discurso del 24 de marzo de 2004 y sostuvo que “él hizo honor siempre a sus convicciones”, e interpretó que ese día “sintió que había cumplido, con él y su generación”. Señaló además que “a partir de 2003 Argentina es un ejemplo en el mundo, porque es en el único país adonde se juzgaron a los responsables en el mismo lugar adonde habían sido cometidas las atrocidades”.
También recordó el día que fue encontrado el nieto de Estela de Carloto, y cómo cuando le avisaron se le vino a la memoria Néstor, que siempre estaba convencido que ella lo iba a encontrar. “La verdad, para todos nosotros fue como un premio. La patria paga también el amor que ejercen estas mujeres”, afirmó.
Tras reflexionar que “el horror que se vivió en la dictadura hoy no sería tolerada por un país como Argentina”, advirtió que “hoy hay otras formas -más solapadas, más sutiles- de clausurar los sueños de los que piensan que un país diferente es posible. Ya no son tanques, pasan por los tribunales”. Alertó sin embargo que “la complicidad en determinados medios no ha cambiado”. También expresó que “lo que sirvió y sirve para clausurar sueños es el disciplinamiento”, y señaló que “eso generó una dirigencia temerosa, que no se atreve, que dice que no se puede”. Y agregó que “el gran rol de Néstor fue ser un gran indisciplinado, siempre lo fue. Y yo fui su discípula”.
Finalmente opinó que “hay que atreverse a generar las utopías que transformen nuestras vidas. A ustedes no les importó salir a las calles, y no les importó porque son madres. Las vamos a llevar siempre en el corazón. Les agradezco una vez más todo lo que hicieron y están haciendo. Muchas gracias en serio”.